jueves, 23 de marzo de 2017

Celeber | Gratia






“Si vivir no es deleite es un montón de ceniza. Si no es cadencia y fuente y pleamar y puerto
es levadura de sufrimiento y un montón de ceniza.
Vida, rueda de sombra, rueda de sol.
Molino de gran aire sobre la arena.”

Eleazar León






Autohipnosis






Escúchate
respirar.


Es un vaivén entre la muerte y el nacimiento. Inhalas un aire que presenció el alumbramiento del cosmos, antes de ser aire. Exhalas otro que asistirá a su fin. Estira suavemente los dedos de tus manos como si reaprendieras a usarlas. Siente el espacio que ocupan. Cara dorsal. Cara palmar. Muñecas ¡Ves calima o resplandor? ¡La distancia que te separa del ancestro incapaz de manipular un lápiz! Lo justo en el momento indicado: a su ritmo la gran naturaleza coronó las extremidades con una destreza onírica para el movimiento. Estira las piernas con fruición. Arquea los pies. Desanda sobre ellos el sendero de tu existencia. Cruza el puente uniendo el primer instante de tu vida con el último de otro ser que también fuiste. Celeber: recorrerlo dolió con placer. Ahora descanso. Estira compasivamente los pies. Ponlos en agua con sal. Observa detenidamente el grano de sal en tu dedo, ¡ves calima o resplandor? Sigue caminando en ciclos. Cruza umbrales hasta ser la primera boca de la humanidad urgida por nombrar el fuego, su reflejo en el agua, la cacería, el frío. Remueve en tu lengua el balbuceo hasta convertirlo en una palabra.

Gratia: me gusta creer que dijiste Luz, estirando hacia ella tu cuerpo. Ahora expande los confines, empuja tu mente al silencio de lo increado: eres un pez abisal. Escúchate ser, mientras tu madre improvisa un tarareo luminoso sin advertir que el contacto de los peroles en la cocina es la percusión de su acto -bendigo con ésta hoja de menta la belleza inconsciente de sí, las plenitudes minúsculas; bendigo su aroma-.
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Escúchate sentir lo percibido. Un ejemplo: el vestido en la brisa, la pulpa tan naranja de los mangos, la dureza noble de la madera. Escúchate pensar las sensaciones: el vestido desliza entre los mangos a la mujer y su noble dureza me sostiene. Escúchate las emociones agitando membranas íntimas: yo, poeta, temo no hallar lo extraordinario en lugares comunes y por eso los esquivo dándole a la fruta un color que no tiene. Eliges entonces decir: la pulpa es negra, se está fermentando, está en mi pecho, sustituyendo al corazón. Te creería pero sé que a veces eres feliz. Te creería, pero dejas caer la gota de orina en la leche recién ordeñada, en vez de bebértela, y orinar luego entre árboles, al aire libre. Te debes paciencia y claridad. Si necesitas miedo y amor a partes iguales, en vez de miedo y miedo, contempla esta moneda giratora: estás genéticamente emparentado con el cosmos. Eres entresol. Clair-obscur. Progenie descarriada del Céfiro. Pez abisal que añora ocasionalmente la bahía. Abre la boca pero no hables, recibe: que el silencio de lo increado sea contigo, poeta; que la danza vital e inagotable de sucesos te acoja en su armonía. Lugar común = lugar extraordinario.

Que seas diminuto frente al océano, todavía más pequeño frente al grano de sal.

¡Feliz no-día mundial de la poesía(!)

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